16 noviembre 2004

Capitulo 3: Los Humanos

CAPITULO 3

LOS HUMANOS

Al principio me asuste. Aquel enorme ser avanzaba hacia mí mascullando algo entre dientes que no entendí, por la distancia y por qué aún no tenía práctica en las exageradas modalidades de su idioma, con lo explicativo que resulta un bufido a tiempo.

Poco a poco se acercaba a mí, pero con sus deficiencias sensoriales, que son muchas, no me había percibido todavía, quizá podría escapar con bien de aquel sobresalto y esta vez sin tener que ver la reiterada película de mi vida que como les decía era corta, pesada y bajo mi punto de vista bastante falta de gracia.

Murphy ciertamente existe. Aquel ser, en demostración de su torpeza, trompico y dio en fijarse en mi presencia. Estaba atrapado, desde mi posición no podía huir a ningún sitio y aquel horrible monstruo me tapaba la única vía de escape con sus enormes patas.

Resignado y cansado de todo me replegué sobre mí mismo todo lo que pude, encogido y asustado miré a aquel ser con la infinita pena de ver mis pocos días acabados en sus garras y me acorde de mama, mis orejas se plegaron sobre mi cabecita y los ojos se me humedecieron.

Aquel ser se doblo sobre mí y una garra se me acerco, abierta, amenazante, vi próximo mi fin y........... la película de mi vida etc. etc.

Algo no encajó, en lugar del fiero rugido que yo esperaba como mi último contacto con este mundo, el ser me alzo y con su complicado lenguaje dijo, “¡¡¡HUY QUE COSITA MAS LINDA!!! ¡¡¡MIRALO ÉL!!! ¡¡¡HUY POBRECITO!!!.”

Si, me sentí renacer, supe que sobreviviría a esta, pero no saben la vergüenza que pase, yo la perfecta maquina de matar, el cazador, levantado en vilo, acariciado y tildado de lindo. Hundí mis garras en su carne dispuesto a morir matando, por aquello de que mejor morir de pie que vivir de rodillas, pero aún mes sentí más humillado cuando por todo castigo me aparto delicadamente las manos y profirió un ultrajante ¡¡¡QUE MONO!!!.

Solo me congratule con aquel ser cuando corrido de vergüenza y con la cara que antes relate, que con el tiempo y el perfeccionamiento tantas victorias me conseguiría y que daría en llamar la de “pobesito yo”, aquel estúpido ser me alimento y me bajo una mantita para que no pasase frío.

Decididamente el humano es el animal más estúpido del planeta, pero como después contaré soluciono mi existencia.