26 noviembre 2004

CAPITULO 4:DE LAS RELACIONES PUBLICAS

CAPITULO 4
DE LAS RELACIONES PUBLICAS
No voy a negar que me sentía mucho más optimista ahora que estaba alimentado y más caliente, el ritual del encuentro se repitió durante varios días.

Ella me alimentaba y yo fingiendo reticencia y haciendo valer cualquier mínima muestra de agradecimiento me aprovechaba de su candor para ir creciendo y haciéndome más fuerte, ya abultaba lo que una pelota de tenis.

Lo malo es que en esta vida nada es eterno y menos lo bueno.

Mi contacto con los humanos no se limitaba a aquel ser que me alimentaba si no que en la madriguera de aquellos seres metálicos, no demasiado inteligentes, puesto que ya había aprendido a esquivarlos, penetraban diariamente muchos humanos que reaccionaban de distintas formas.

Los más me ignoraban ya sea por cortedad visual o falta de interés, otros también pretendían cuidar de mí aunque los esquivaba, entre estos se encontraban los propietarios del monstruo de metal vecino de los que hablaré más adelante pues han sido vitales en mi existencia. Pero otros, he de decir que los menos eran abiertamente hostiles y tenia que esconderme de ellos.

Fue uno de estos el que desato la situación y pese a ponerme en peligro y a no ser su intención solucionó mi vida hasta el día de hoy.

Ya era agosto y con el buen tiempo había menos actividad en la madriguera así que aprovechaba para explorar mi entorno con más frecuencia e impunidad pero en estas un humano de tamaño pequeño para su raza pero aún así enorme para mí me ataco.

No se por que ni lo he averiguado hasta hoy pero aquel monstruo comenzó a arrojarme objetos y me persiguió, así que fracasada mi cara de “pobesito” puse en marcha el plan B y salí huyendo como alma que lleva el demonio, que por cierto no me cabe duda de que tiene forma y espíritu humanos.

Afortunadamente aquello coincidió con mi hora de comer y cuando habiendo burlado a mi perseguidor me di cuenta de que no estaba en absoluto seguro de donde me encontraba, vi a mi estúpida humana que me seguía corriendo y me llamaba.

No es que me inspirase demasiada confianza, pero no estaba dispuesto a volver a pasar hambre así que me detuve y la espere.

Conocí el paraíso, aquel cándido ser me cogió, no sin que le propinase algunos arañazos de advertencia, y me subió a su madriguera.

Mis repetidos esfuerzos de relaciones públicas por hacerle saber a aquel ser quien era el amo en nuestra relación daban sus frutos.

Pero eso es otra historia.

16 noviembre 2004

Capitulo 3: Los Humanos

CAPITULO 3

LOS HUMANOS

Al principio me asuste. Aquel enorme ser avanzaba hacia mí mascullando algo entre dientes que no entendí, por la distancia y por qué aún no tenía práctica en las exageradas modalidades de su idioma, con lo explicativo que resulta un bufido a tiempo.

Poco a poco se acercaba a mí, pero con sus deficiencias sensoriales, que son muchas, no me había percibido todavía, quizá podría escapar con bien de aquel sobresalto y esta vez sin tener que ver la reiterada película de mi vida que como les decía era corta, pesada y bajo mi punto de vista bastante falta de gracia.

Murphy ciertamente existe. Aquel ser, en demostración de su torpeza, trompico y dio en fijarse en mi presencia. Estaba atrapado, desde mi posición no podía huir a ningún sitio y aquel horrible monstruo me tapaba la única vía de escape con sus enormes patas.

Resignado y cansado de todo me replegué sobre mí mismo todo lo que pude, encogido y asustado miré a aquel ser con la infinita pena de ver mis pocos días acabados en sus garras y me acorde de mama, mis orejas se plegaron sobre mi cabecita y los ojos se me humedecieron.

Aquel ser se doblo sobre mí y una garra se me acerco, abierta, amenazante, vi próximo mi fin y........... la película de mi vida etc. etc.

Algo no encajó, en lugar del fiero rugido que yo esperaba como mi último contacto con este mundo, el ser me alzo y con su complicado lenguaje dijo, “¡¡¡HUY QUE COSITA MAS LINDA!!! ¡¡¡MIRALO ÉL!!! ¡¡¡HUY POBRECITO!!!.”

Si, me sentí renacer, supe que sobreviviría a esta, pero no saben la vergüenza que pase, yo la perfecta maquina de matar, el cazador, levantado en vilo, acariciado y tildado de lindo. Hundí mis garras en su carne dispuesto a morir matando, por aquello de que mejor morir de pie que vivir de rodillas, pero aún mes sentí más humillado cuando por todo castigo me aparto delicadamente las manos y profirió un ultrajante ¡¡¡QUE MONO!!!.

Solo me congratule con aquel ser cuando corrido de vergüenza y con la cara que antes relate, que con el tiempo y el perfeccionamiento tantas victorias me conseguiría y que daría en llamar la de “pobesito yo”, aquel estúpido ser me alimento y me bajo una mantita para que no pasase frío.

Decididamente el humano es el animal más estúpido del planeta, pero como después contaré soluciono mi existencia.

02 noviembre 2004

Capitulo 2: EL DESCUBRIMIENTO

Capitulo 2


EL DESCUBRIMIENTO

El pánico que sentí cuando me di cuenta de que me había perdido duró horas. Lleno de ansia, vagué por calles y jardines sin encontrar referencias de lo que hasta hace poco consideraba mi hogar y único universo.

Las calles que hasta entonces me habían inspirado tremenda curiosidad se tornaron de pronto sombrías y amenazantes. Enormes monstruos de metal lanzados a velocidades de vértigo ocupaban todo el espacio disponible y a poco falto para ser aplastado por ellos.

Decididamente comenzaba a perder la curiosidad por el mundo, un gesto antes innato en mi y que se debilitaba rápidamente a la luz del peligro que entrañaban el exterior y ante la urgencia de encontrar un lugar seguro.

Con la llegada de la noche decidí refugiarme en un seto y tratar de hallar un poco de calor. Sin embargo y según lo previsto por el profeta, Murphy, un amable congénere que lo ocupaba previamente me sugirió no muy educadamente que debería buscar otro acomodo, “Si no te largas, ¡¡¡te revvviento!!!”.

Captando la indirecta, no hacia falta ser muy perceptivo, salí disparado en dirección contraria en lo que empezaba a ser una costumbre tremendamente molesta.

Ya sabéis, abatir las orejas, apuntarlas hacia atrás, bajar el rabo, erizar el pelo, hacer chirriar las uñas contra el firme, y con cara de velocidad y tratando de conservar la mayor dignidad posible, poner la máxima distancia entre uno y la fuente de peligro.

..................................................

Descubrí que la práctica hace la perfección y que curiosamente, al anochecer, todos los buenos escondites esconden a alguien poco inclinado a cederlos.

En fin, amanecía cuando finalmente encontré un cobijo que no estaba ocupado. Se hallaba, en un enorme subterráneo, era un cementerio de aquellos monstruos de metal y me pareció el paraíso pese a su oscuridad y suciedad. Me cobije debajo de uno de los dinosaurios metálicos, solo para despertarme al borde de un ataque de nervios cuando con un enorme rugido y refulgentes ojos, el supuesto cadáver cobró vida desvelándome definitivamente.

Inmovilizado por el pánico no pude reaccionar, afortunadamente no son especialmente carnívoros o al menos aquel no tenía demasiada hambre y pasó sobre mí alejándose en la oscuridad. Por cierto, volví a ver la película de mi vida, menos mal que es corta, comenzaba a aburrirme.

El mundo sin mama era una caja de sorpresas y francamente, hasta ahora pocas eran agradables.

...............................................................

Por fin, avanzada la mañana, Descubrí al ser vivo más estúpido del planeta, mediría unos ciento setenta centímetros y en demostración de su estupidez andaba solo sobre las patas traseras, con lo cansado que eso es.

Ya había visto bastantes de ellos, pero siguiendo los consejos de mama nunca me había relacionado con ellos.

Mama estaba equivocada, aquellos seres, los más tontos del planeta, los humanos, serían mi salvación.
Mañana os lo contaré.